El lenguaje corporal y los brazos

La Real Academia Española expone que gesticular implica el movimiento del rostro, las manos u otras partes del cuerpo (como pueden ser los brazos y piernas), con la que expresamos afectos o transmitimos mensajes. Por lo tanto, junto a la cara, las manos (en conjunto con los brazos) son las partes del cuerpo que ofrecen un enorme conjunto de posibilidades para la comunicación no verbal.

De la misma forma que en un escrito subrayamos algo importante para llamar la atención, con nuestras manos y brazos subrayamos una idea con la misma finalidad: acentuar, sustituir o incluso contradecir lo que estamos intentando transmitir con nuestras palabras. Un pulgar hacia arriba indica aprobación; las palmas de las manos abiertas (junto con la “cara de póker”) expresa incredulidad, las manos en la cadena, hostilidad o arrogancia, entre muchos otros.

Ya sea en conversaciones normales (con nuestros amigos, familiares, pareja, etc.) o cuando hablamos en público, lo ideal es ser natural, por lo que la expresiones, gestos, movimientos, deben ser también naturales. Los ademanes no deben ser extravagantes ni exagerados; tampoco tan sutiles porque puede parecer que el interlocutor los ha estudiados en demasía. La idea es ser uno mismo y desenvolverse de forma natural.

Sin embargo, hay ciertos gestos que debemos evitar por sus connotaciones negativas, sobre todo durante una presentación, conferencia o seminario, ya que pueden contradecir lo que estamos expresando:

GESTOS CON LAS MANOS Y BRAZOS QUE DEBEMOS EVITAR PARA SER UN ORADOR EFICAZ

Esconder las manos

Poner las manos dentro de los bolsillos, detrás de la espalda o cualquier otra donde no las mostremos al público, puede transmitir falta de honestidad o intento de ocultar información.

Cruzarse de brazos

Cruzar los brazos hacia adelante con las manos a la altura de la pelvis expresa incomodidad e inseguridad, pues inconscientemente estamos protegiendo nuestro órganos vitales. Asimismo, juntar las manos frente al cuerpo (como si nos cubriéramos con éstas) también muestra inseguridad y, en algunos casos, molestia y hostilidad.

El lenguaje corporal

Palmas hacia abajo

Mostrar las manos con las palmas hacia abajo impone autoridad y puede llegarse a confundir con arrogancia.

Señalar

Cerrar la mano y apuntar con un dedo es uno de los gestos más desagradables, en especial a quien se le señala, es un gesto que muestra hostilidad.

Tocarse la cara

Llevarse las manos a la cara (ya sea a la boca, ojos, orejas, nariz o cuello) suele estar asociados a la duda, incertidumbre, inseguridad, ansiedad o falta de honestidad.

Por supuesto que todas estas expresiones del lenguaje corporal deben analizarse e interpretarse en el contexto adecuado para evitar conclusiones erróneas; puede que una persona que esté padeciendo mucho frío cruce los brazos, pero no por inseguridad. Sin embargo, como hemos explicado anteriormente, se debe evitar en lo posible poner las manos dentro de los bolsillos (u escondiéndolas de la audiencia), cruzar los brazos hacia adelante o hacia atrás del cuerpo, así como llevarse las manos a la cadera. Lo ideal es dejar que los brazos y las manos acompañen el mensaje, sin gesticular en exceso, sin forzar ningún movimiento. Para ello, se debe dejar los brazos sueltos y distendidos a ambos lados del cuerpo y comenzar a hablar. Luego de algunos segundos, estarán actuando naturalmente como auxiliares de la alocución.

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